VIVIR PARA SER FELIZ

Hace algún tiempo en esta búsqueda de querer comprender nuestra realidad humana, me encontré con el gran misterio, con la gran pregunta, con la gran exploración, con la más esquiva, según algunos, del hombre (varón y mujer): la felicidad. En esta “masturbación cerebral” he logrado “eyacular” ideas frente a este asunto, como diría algún filósofo.





F E L I C I D A D





Mi primera idea apunta a sacar la felicidad de los sentimientos. Dejarla en los sentimientos equivale a decir que ella es algo que pasa en el hombre, y al pasar por el hombre se convierte en algo efímero. Yo no quiero pensar que la felicidad es la manifestación de una satisfacción momentánea, algo efímero. Y no quiero pensar eso porque el vivir del hombre se desarrolla entre alegrías y tristezas, sentimientos por naturaleza. Creo que la felicidad es una realidad que habita, en el hombre que la ha alcanzado, estando este triste o alegre. La felicidad tiene que partir de la esencia del ser, esa esencia que es propia y es mía, esa esencia que no está en otro ser. El realizar mi esencia me tiene que dar la felicidad, y normalmente la felicidad se manifiesta con alegrías, con gozo, con paz y muchas otras cosas positivas, peor si la tristeza o sentimientos negativas llegan, la felicidad no se va. La felicidad la tengo no la siento.  



La segunda idea nos permitirá aclarar la primera. Ella contrapondrá ideas de los artículos que fueron publicados por El Tiempo (prensa colombiana) para dar respuesta a la búsqueda de la felicidad, ellos titulaban: Cinco caminos hacia la felicidad y La felicidad es esquiva. Estos escritos me dejaron un sin sabor, pues ninguno de ellos apuntaban a encontrar la felicidad desde el sujeto como sujeto, sino desde circunstancias que acontecen en el hombre como sujeto. En resumen apuntaban a que la felicidad es fruto de: un desinterés por las cosas, rechazando una adicción, buscar una relajación en las actividades diarias, derrumbar pensamientos negativos, acumular buenos sentimientos y emociones, entregarse generosamente a los seres queridos y la última propuesta era encontrar un vínculo profundo con Dios, él dará la felicidad.  Todas estas propuestas condenan al hombre a estar atado a realidades distintas de él, para ser feliz. Y sí, acepto que el entorno, los que rodean, las circunstancias son influyentes para que el hombre sea feliz, mas no son determinantes.

Comprendamos lo antes dicho. El adjetivo feliz viene del latín “felix” que a su vez viene de “felicis” es decir “fecundo, fértil”, por tal razón un hombre feliz es un ser que hace productiva su vida, tiene la facultad de producir.



Ahora bien mirando la etimología de la felicidad, podemos ver que esa producción puede ser obstaculizada o  interrumpida por otros, pero el primer culpable de esa acción es el mismo ser al que, supuestamente, no lo dejan ser feliz. Son posibles dos razones: su producción no es acorde a sus capacidades o, ha materializado la revelación de la felicidad, que al no sentir nada se ha condenado a la “infelicidad”. Esta visión la asimilo con aquellos que han buscado salir de la existencia para entrar al mundo de la vivencia. En cuanto a los que todavía “existen” podría pensar que la felicidad o la infelicidad no son parte de su realidad, pienso que solo lograr satisfacción o desagrado. 

Quiero terminar esta reflexión recordando una película hindú, titulada: Estrellas en el cielo versión 2. Después de verla me quedó claro lo que pensaba; La felicidad no llega al hombre si éste hace todo lo contrario a su esencia, quizá produzca, pero no de la misma manera que produciría si conociera y amara su esencia individual y única. Es una necesidad fundamental que el hombre se auto-conozca para alcanzar la felicidad.

El autoconocimiento será mi próxima reflexión. Los espero.